"Infancia"

Introducción.
                   Todo comenzó el día más importante de mi vida. Un 25 de enero de 1953. Ese día nací. Aunque sobre esto poco puedo aportar. Excepto algunos datos recogidos años más tarde, cuando comencé a desarrollar hábitos humanos y tomar conciencia (no mucha) de mi existencia. Por ej., en esos días las circulares de cordón debían estar baratas, ya que mi madre me encargó dos. Así es como en innumerables ocasiones a través de los años me contó cómo había nacido con doble circular y casi asfixiado. Y salvado por milagro, ya que el parto fue asistido por un traumatólogo, ante la partida al campo del único obstetra existente por esos tiempos en Cipoletti, Provincia de Río Negro.
Desde ese momento y hasta cumplir los 17 años el trabajo de mi padre nos llevó a recorrer varios lugares del país. Así fue como el colegio primario lo hice en 5 escuelas diferentes y el secundario en dos. Luego de los años de facultad retomé la vida de nómade. No ma de cinco años en un lugar. Ya con mi propia familia, Bariloche, Mar del Plata ... y desde 1987 Miramar.
La velocidad e intensidad de la vida actual, a la cual he adherido (no estoy arrepentido) hace que en este momento necesite desacelerar un poco y mirar hacia atrás para ¿replantear?, ¿reorganizar?, ¿reencontrarme?, como sea ... Ó simplemente recordar antes que un Alzheimer ó cualquier otro defecto en mi disco rígido haga estragos. Algunos podrán opinar que esto de escribir recuerdos lejanos en detalle YA ES ALZHEIMER. No gente, tranquilos. Yo todavía recuerdo lo que desayuné ayer. Y si bien tengo presente lo fuerte que estaba Brigitte Bardot, prefiero ver hoy día a Megan Fox.

Los años de colegio primario. Un tachero te diría "Viniendo de la Capital, si cruzas desde Pompeya hacia la provincia por el Puente Alsina, ahí nomás te encontrás con la Avenida Remedios de Escalada, y sobre la mano izquierda está la escuela". El barrio,Valentín Alsina. La Escuela, la Nº13 del Distrito Escolar Lanús. Ahí comencé la escuela, primer grado inferior como se llamaba en esos tiempos. Mi maestra, la Srta. Ethel. Lamento no recordar su apellido. Por aquel entonces las maestras vestian distinto a la actualidad. Mi Srta. Ethel venía de largo guardapolvo blanco, almidonado hasta el detalle. Planchado impecable. Pollera angosta, a la rodilla, medias con costura y zapatos de taco alto. Muy elegantes piernas. Sí, no es verso, recuerdo esos detalles. Una psicóloga amiga dice que la inclinación sexual está determinada por el "objeto de deseo". Supongo que no hace falta aclarar que objetos han quedado en mi subconciente.
De ese primer grado rescato un indicador de lo que sería mi pobreza literaria futura. Según cuaderno testigo atesorado por años por mi madre, fue en primero inferior que escribí la famosa frase "La vaca es buena porque no mata".  No resiste comentarios.
Al año siguiente, 1960, un sorpresivo traslado de mi padre a Neuquén puso paños fríos al romance platónico con la Srta. Ethel. Y frío intenso era el que hacía por aquellos pagos. La familia vendió ventiladores y compró estufas. En Neuquén, ciudad capital, cursé primero superior (segundo de ahora). Es el año del cual tengo la mente en blanco, por lo menos en lo que respecta a la escuela.
En 1961 regresamos a Valentín Alsina. Y a la escuela Nº13. Segundo grado, con la Srta. Clara. Perdón, Señora. Muy seria, correcta, pero simplemente fue un año más. Ah, sí. Vendimos estufas y compramos ventiladores. Y la familia adquirió su primer auto. Un "poderoso" Citroen 2 CV, azúl.
En 1962, un nuevo traslado nos llevó a Curuzú Cuatiá, Corrientes. Y allí fuimos, en pleno verano, mes de enero, en el Citroen. Durante el viaje sólo deseábamos llegar para salir del sol de una buena vez. Y cuando llegamos, con 40 grados a la sombra, hubiésemos preferido seguir en el auto. Mi tercer grado comenzó en la escuela Nº32, en la cual estuve hasta el mes de Septiembre. Una parte del patio era de tierra y podíamos jugar a "hoyito y quema" con un hoyo real. Con mis compañeros pude ampliar el repertorio de malas palabras conocidas, con varios interesantes localismos, incluso algunas en guaraní.
4º Grado - Srta. Concepción -
En Septiembre del 62, ¿adivinen qué? Sí, nuevo traslado. A City Bell, cercano a La Plata. Pero esta vez con una variante. Pasamos los meses de octubre a diciembre en V. Alsina y recién en los primeros meses de 1963 nos mudamos a City Bell. Así que los dos últimos meses de tercero los hice en la Nº13 y por suerte el destino hizo que tuviera a la Srta. Ethel nuevamente. Comencé cuarto, ya en 1963, en una escuela de City Bell pero por motivos que no recuerdo, antes de terminar el año nos mudamos una vez más a V. Alsina. Terminé así cuarto con la Srta. Concepción. Nuevamente perdón, Señora. Conservo el libro "El llamado de la selva" de Jack London que me obsequiaron por haber sido elegido el mejor compañero. Posiblemente me consideraron el mejor porque compartí con ellos menos tiempo que el resto, jé.
Si a esta altura estás perdido, ni te imaginas como estaba yo. Pero a partir de 1964 los tiempos entre un traslado y otro comenzaron a espaciarse. Así es como 5º y 6º grados los pude cursar en la misma escuela, egresando en dic de 1965 de la escuela Herrera Vegas, de Av. Las Heras Y Coronel Díaz.

Hacer click sobre la foto para ver detalles.
En esta foto estoy con mis compañeros del último grado. La promoción 1965, sexto grado B. El maestro, Sr. Rolón. Sentados, de izquierda a derecha, Borda, Ortiz, Quiroga, Calafate, Winterlich, yo y Hugo Jimenez. Segunda fila, Roibón, Perez Penco, Prepelichi, Ibaldi, Guajardo, ?, ?, y Portela. En la tercer fila, Cobos, Amboldi, Lopez?, Melognio, Lopez Alfredo, el otro Lopez?, Perez, Llorente, y ?, Junto a Rolón, Sanchez (de saco) y ?. En la última fila ?, ?, Stani, López, Santos, ? y Bodas.  La foto está tomada en el patio y se puede comparar con la foto actual del mismo, tomada en mi visita del 2010 a la escuela.
A medida que tenga tiempo iré completando más detalles ... por ahora voy tirando las cosas como vienen a la memoria. Finalmente estarán más ordenadas ... y posiblemente uds aburridos de leer.


Héctor Raúl Pessina

Si la memoria no me falla, corría el año 1962. En ese entonces vivía con mis padres y mi hermano en casa de mi abuela materna, en Valentín Alsina. Mi madre tuvo la lucidez de decidir que "el nene mayor", o sea yo, tenía ya edad para empezar a estudiar inglés. Por ese entonces no existían la cantidad y variedad de institutos de lenguas de hoy día. Y la mayoría estaban en la capital federal. Fue entonces que se decidió la conveniencia de un "profesor particular" a domicilio.
Y bien particular que resultó. Un personaje. Digno de una de esas novelas que él tanto adoraba. Trabamos una gran amistad a lo largo de los diez años que siguieron, hasta que aprobé el último examen del profesorado de inglés del Billinghurst Institute of English Culture, dirigido por ese entonces por Mr. and Mrs. Oates.
Héctor es una de las personas de mi infancia y adolescencia que recuerdo con más aprecio. De voz áspera, gastada por la cantidad de horas de docencia. De contextura chica, delgado. Rápido caminar. Cabello escaso que peinaba a la gomina, cruzando la calvicie frontal. Facies simiesca, de marcado maxilar superior, órbitas profundas. Siempre vestía de traje de trabajo, como se usaba en la época, gris, gastado por el trajín y con el olor del gato que lo acompañaba en su departamento de soltero de Boedo.
Cuando llegué a la etapa en que los verbos empezaron a ser inexorablemente una tortura, tuvo una idea brillante. Un día se apareció con unos ejemplares usados de DC Comics y Marvel. Sus personajes, que yo adoraba en las llamadas "revistas mejicanas", como identificábamos a los comics de Editorial SEA que nos llegaban traducidas desde aquél país, ahora me hablaban en inglés. Y en primicia, ya que esos números no saldrían en español hasta un año después.
Si en algún momento se me había pasado por la cabeza dejar sus clases, ya nunca más. A las revistas siguieron, ya avanzado en el segundo idioma, los pockets de ciencia ficción. Por ese entonces la cuarta parte de sus clases conversábamos sobre Asimov, Clarke, Heinlein, Sturgeon, la N.A.S.A., viajes espaciales, la vida en otros mundos.
Pessina publicó el primer fanzine argentino de ciencia ficción. The Argentine Science Fiction Review y más tarde El Alienígeno Solitario. Ambas publicaciones hechas a base de entusiasmo, con técnicas de impresión ahora primitivas. En ellas comentaba películas, series de TV y novelas de fantasía y ciencia ficción.
También organizaba reuniones literarias en su casa, donde acudían otros originales y queribles personajes. Recuerdo a uno de ellos, autodidacta del idioma inglés. Su entusiasmo por este género literario del cual la mayoría de las obras carecían de traducciones, sumado a la falta de recursos económicos y tiempo, lo llevó a formarse sólo, con la única ayuda de un diccionario. Un pequeño detalle. Leía como lo veía escrito. Un cero en fonética, pero un genio en capacidad y esfuerzo. Una prueba viviente de que cuando se quiere aprender, se puede. No hay obstáculos insalvables.
Al Profesor Pessina le debo también haber conocido uno de los centros de "vicio" de mi adolescencia, la Librería Rodríguez, de Sarmiento y Diagonal. Me resulta gracioso recordarme entrando a ella, ansioso, para recorrer las últimas novedades llegadas de las editoriales americanas.
Cuando se hizo accesible el ingreso a Internet busqué a Pessina, encontrando varias páginas en las cuales se lo mencionaba pero sin resultados positivos para establecer un contacto personal. Es posible que haya fallecido, tal vez entre el 2001 y el 2004. Consta en la web que en el año 2001 dio una conferencia en Buenos Aires. Se desconoce desde cuando su dirección de e-mail hrpessina@hotmail se halla inactiva, al igual que su sitio, pero una entrada menciona que en el 2004 una encomienda dirigida a su casilla de correos de Buenos Aires fue devuelta por hallarse la misma cerrada. Durante más de 30 años recibió en ella su correspondencia, libros y más libros, y solamente la muerte le habría impedido renovarla.


Escuela Nº 18 - Herrera Vegas - Av. Las Heras y Coronel Díaz, Ciudad de Buenos Aires.

En ella cursé los dos últimos años de mi escuela primaria, años 1964 y 65. Mis maestros, ambos SEÑORES, Rolón y Forgione.
De mis compañeros de esos años recuerdo a mi amigo Hugo Jimenez, a mi entonces rival por la bandera de ceremonias Claudio Schwartzman, a Ibaldi (con el único que me agarré a trompadas en todo el primario, jé) , Santos, Roibon, Winterlich, Perez Penco (creo que el padre era el entonces Embajador de Uruguay en Argentina).



Pero estas fotos son de la visita que hice a la escuela, luego de 45 años, en junio del 2010. El salón de actos luce como en aquel entonces. En esas mismas gradas desafinábamos ante una profesora de música que se empeñaba semana a semana en armar un coro.

 Es esta misma campana la que nos llamaba en aquellos años.








            Y en este mismo patio compartíamos los recreos y las horas de educación física.
             En un día de diciembre de 1965 formamos por última vez, luego del acto de fin de curso, y la Asoc. Coop. de la Escuela nos obsequió a cada uno de los egresados una copia del "Martín Fierro" de Hernandez con ilustraciones de Castagnino. Un lujo.
           
La visita generó una mezcla de sensaciones, paz y alegría. El pasado está ahí, como si el tiempo no hubiese transcurrido. Si sos ex-alumno y nunca volviste, hacelo. Si sos de la promoción 65, ponete en contacto.

 Esta foto es de uno de los actos en los que me tocó llevar la bandera. A mi izquierda Santos y Scwartzman. Estamos frente a la puerta de Vicedirección.
Ese día se desfondó la cuja durante el Himno Nacional y por no animarme a dar aviso tuve que sostener la bandera en el aire hasta que terminara su ejecución. Créase ó no, todavía usábamos pantalones cortos a los doce años.
Vale aclarar que salgo petiso porque la foto está tomada desde arriba ... ejem ...





Esta imágen corresponde al brazalete de guía que se asignaba a algunos alumnos del último año para que cortaran el tránsito sobre la Avenida Las Heras a la salida del colegio, facilitando el cruce de los más chicos. De buen material, conservado como nuevo, pieza de museo,  jé.