Filosofía de Bondi


Bondi. Del lunfardo: tranvía, omnibus, tren, subterráneo.
Los argentinos de las grandes ciudades pasan una buena parte de su día viajando. Las horas arriba del "bondi" son ideales para la lectura, la meditación, para filosofar sobre la existencia misma, entre otras cosas. De ahí que considero conveniente abrir este espacio dedicado a las verdades surgidas entre baches y empujones.
                               
Desiderata
Esta es la Desiderata de Max Ehrmann. En muchos lugares figura como de autor anónimo, lo cual no es cierto. Es a mi parecer la mejor traducción que está dando vueltas por la web. Para leer los días de bajón.

Anda plácidamente entre el ruido y la prisa, y recuerda que paz puede haber en el silencio.
Vive en buenos términos con todas las personas, todo lo que puedas sin rendirte.
Di tu verdad tranquila y claramente; escucha a los demás, incluso al aburrido y al ignorante; ellos también tienen su historia.
Evita las personas ruidosas y agresivas, son vejaciones al espíritu.
Si te comparas con otros, puedes volverte vanidoso y amargo; porque siempre habrá personas más grandes y más pequeñas que tú.
Disfruta de tus logros así como de tus planes.
Mantén el interés en tu propia carrera, aunque sea humilde, es una verdadera posesión en las cambiantes fortunas del tiempo.
Usa la precaución en tus negocios; porque el mundo esta lleno de trampas.
Pero no por eso te ciegues a la virtud que pueda existir; mucha gente lucha por altos ideales; y en todas partes la vida esta llena de heroísmo.
Se tú mismo. Especialmente, no finjas afectos.
Tampoco seas cínico respecto del amor, porque frente a toda aridez y desencanto, el amor es perenne como la hierba.
Recoge mansamente el consejo de los años, renunciando graciosamente a las cosas de la juventud.
Nutre tu fuerza espiritual para que te proteja en la desgracia repentina.
Pero no te angusties con fantasías.
Muchos temores nacen de la fatiga y la soledad. Junto con una sana disciplina, se amable contigo mismo.
Tu eres una criatura del universo, no menos que los arboles y las estrellas, tu tienes derecho a estar aquí.
Y te resulte evidente o no, sin duda el universo se desenvuelve como debe.
Por lo tanto, manténte en paz con Dios, de cualquier modo que lo concibas y cualquiera sean tus trabajos y aspiraciones, mantén en la ruidosa confusión paz con tu alma.
Con todas sus farsas, trabajos y sueños rotos, este sigue siendo un mundo hermoso.
Ten cuidado.
Esfuérzate por ser feliz.


--------------------------------------------------------------------------------------------------
                                      
Enrique Santos Discépolo (1901 - 1951)

Cambalache
Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé,
en el quinientos seis y en el dos mil también;
que siempre ha habido chorros,
maquiávelos y estafáos,
contentos y amargaos, valores y dublé.
Pero que el siglo veinte es un despliegue
de maldá insolente ya no hay quien lo niegue,
vivimos revolcaos en un merengue 
y en el mismo lodo todos manoseaos. 
Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor, 
ignorante, sabio, chorro, generoso, estafador. 
¡Todo es igual, nada es mejor, 
lo mismo un burro que un gran profesor! 
No hay aplazaos ni escalafón, 
los inmorales nos han igualao...  
Si uno vive en la impostura 
y otro afana en su ambición, 
da lo mismo que sea cura, 
colchonero, rey de bastos, 
caradura o polizón. 
¡Qué falta de respeto, qué atropello a la razón! 
¡Cualquiera es un señor, cualquiera es un ladrón! 
Mezclaos con Stavisky van don Bosco y la Mignon, 
don Chicho y Napoleón, Carnera y San Martín. 
Igual que en la vidriera irrespetuosa 
de los cambalaches se ha mezclao la vida, 
y herida por un sable sin remache 
ves llorar la Biblia contra un calefón. 
Siglo veinte, cambalache, problemático y febril, 
el que no llora no mama y el que no afana es un gil. 
¡Dale nomás, dale que va, 
que allá en el horno te vamo a encontrar! 
¡No pienses más, tirate a un lao, 
que a nadie importa si naciste honrao! 
Si es lo mismo el que labura 
noche y día como un buey 
que el que vive de las minas, 
que el que mata o el que cura 
o está fuera de la ley.
  N. de la R.:  Discepolo ¡ironizaba!, ¡muchachos, ironizaba! ...  Pero parece que algunos lo han tomado al pié de la letra, como un manual de instrucciones. ¡Dejen de afanar! ¡Dejen de matar!
-----------------------------------------------------------------------------------------------------